El Ministerio de Educación de China ha informado que comenzará a ser obligatoria en todas las universidades del país la asignatura «Psicología del amor y del sexo». Estos cursos están orientados para «aprender el desarrollo de la fisiología y la psicología sexual, comprender la psicología del enamoramiento y del sexo, y ayudar a poder mantener una conciencia saludable sobre el sexo y buena perspectivas en el amor».

El Ministerio de Educación de China ha informado que comenzará a ser obligatoria en todas las universidades del país la asignatura «Psicología del amor y del sexo». Estos cursos están orientados a»aprender el desarrollo de la fisiología y la psicología sexual, comprender la psicología del enamoramiento y del sexo y ayudar a poder mantener una conciencia saludable sobre el sexo y buena perspectiva del amor».

Esta iniciativa se realiza, curiosamente, dentro del marco opresor en el que se encuentra el gigante asiático debido a las duras medidas sociales que allí tienen que soportar los jóvenes. Los estudiantes, pese a considerar útil este proyecto, han estimado que quizá resulte más eficaz si este tipo de aprendizaje se fomenta ya en la escuela secundaria, pues es entonces cuando más interés y motivación presentan los alumnos.

Sorprende que China nos esté llevando ventaja no sólo en el sector empresarial sino que también lo haga en determinadas pautas referidas a educación. ¿Por qué no se ha llevado a cabo este tipo de iniciativa en nuestro país? Ni en las facultades de psicología se imparten apenas temas relacionados con la sexualidad, mucho menos en la secundaria. Todo ello contribuye al desconocimiento general. Al realizar talleres para adolescentes, he podido observar su enorme interés por el tema, muchos de ellos manifiestan descontento por la poca información que se les da al respecto a lo largo del curso. Si bien la educación, como elemento potenciador de la socialización y del desarrollo humano que es, no contempla los intereses y las necesidades de los adolescentes, atrasados seguiremos.  Pese a todo, esperemos evolucionar.

Enrique Luis