Si estás interesado en dejar el tabaco, a continuación, encontrarás información relevante respecto al tema.

Soy Carlota Gómez, psicóloga general sanitaria del equipo Isabel Moya Psicólogos.

Según la Organización Mundial de la Salud, el consumo de tabaco se ha ido reduciendo durante estos años, sin embargo, un gran porcentaje se mantiene. De hecho, en España actualmente un 22% de la población fuma diariamente.

La diferencia entre el tabaco y otro tipo de drogas es su legalidad y accesibilidad, de ahí que muchas personas lo utilicen como una necesidad, un hábito, una forma de aliviar la abstinencia, etc. No obstante, conforme avanza la edad de las personas, las consecuencias para la salud se incrementan. Fumar es la primera causa evitable de muerte y enfermedad.

¿Por qué fuman las personas? Fumar es una conducta aprendida determinada por:

  1. Una dependencia fisiológica a la nicotina: La nicotina es una sustancia muy adictiva. Cuando el humo llega a los pulmones, pasa a la sangre y a las glándulas suprarrenales que liberan adrenalina y estimulan el cuerpo. Asimismo, en el cerebro se activan circuitos de recompensa al incrementar los niveles de dopamina (neurotransmisor relacionado con la motivación y placer). A los 10 segundos, alcanza su nivel máximo, generando una sensación placentera, no obstante, estos efectos son muy breves y por ello, impulsa a seguir con el consumo, además de para evitar la abstinencia. Entre los síntomas más comunes de esta, se encuentra la irritabilidad, falta de concentración y ansiedad. Normalmente comienza un día después del cese del consumo, produciéndose picos a los 2-3 días y una duración de 2-3 semanas.
  2. Una dependencia psicológica: Aquí entran en juego aspectos cognitivos. La gente tiene condicionadas determinadas actividades a fumar, convirtiéndose en rutinas (por ejemplo, fumar antes de empezar a trabajar). A su vez, el motivo de consumo juega un papel importante (por ejemplo, ante la ansiedad) y, al final, se generan patrones complejos reforzados que mantienen esta conducta.
  3. Aspectos sociales: Por último, existen determinados lugares, ambientes, personas, etc. que favorecen el consumo y es importante conocerlos.

¿Qué tratamientos existen?

En aquellos casos donde hay desmotivación o incluso falta de información, la intervención motivacional breve es una alternativa para favorecer el abandono al ofrecer conocimientos, resolviendo las dudas, potenciando la motivación, etc.

Por otro lado, existen determinados medicamentos que pueden ayudar a dejar de fumar, entre los que destacan aquellos de carácter nicotínico (parches, chicles, pastillas…) y no nicotínicos (bupropión y vareniclina). En las primeras fases del tratamiento, su uso puede ser útil para aliviar los síntomas de abstinencia.

Respecto al tratamiento psicológico desde la terapia cognitivo-conductual, se ha considerado altamente eficaz tanto a corto como a largo plazo. Principalmente se centra en conocer las asociaciones y condicionamientos que presentan las personas a la hora de fumar, disminuir progresivamente el consumo, desarrollar estrategias de reemplazo más saludables y prevenir las recaídas.

 

Pese a las posibles recaídas, aproximadamente, la mitad de las personas fumadoras consiguen abstenerse. Los aspectos comentados contribuyen a que dejarlo sea una tarea complicada, sin embargo, los beneficios pueden ser enormes y el apoyo psicológico puede resultar un gran aliado para lograrlo.

Si quieres saber más, no dudes en contactar con nuestro equipo.

Y no olvides que cuanto más practiques, más sencillo te será incorporarlas a tu propio repertorio.

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