¿Sabías que el cerebro pesa 1,5 kg y constituye aproximadamente el 2% de nuestro cuerpo?

En él coexisten billones de conexiones, o lo que es igual, DECENAS DE MILES DE PENSAMIENTOS AL DÍA, de los cuales más de la mitad se encuentran bajo el umbral de la consciencia. ¡Qué inteligentes debemos ser para manejar tan ingente cantidad de datos!

¡Y de eso vamos a hablar! En concreto, de la inteligencia intrapersonal y de cómo poder potenciarla.

Soy Cristina Berzosa Ramos, psicóloga y especialista en Neuropsicología

 

Esta es una de las inteligencias del modelo propuesto por Howard Gardner en la teoría de las inteligencias múltiples.

Él y sus colaboradores ya decían que ser inteligente académicamente no es del todo indicativo de la inteligencia de una persona.

A la vista están aquellas personas que, a pesar de sacar excelentes notas, tienen dificultades importantes para relacionarse con otras personas o para manejar otras facetas de su vida, o sacar dieces en matemáticas, pero catear las asignaturas de artes o educación física.

Gardner y sus colaboradores podrían afirmar que el más prestigioso y conocido físico no tendría una mayor inteligencia que el mejor jugador de futbol del mundo, sino que cada uno de ellos habría desarrollado un tipo de inteligencia diferente.

Estos investigadores, llegaron a plantear ocho tipos de inteligencia distintas: lingüística-verbal, física-cinestésica, lógica-matemática, espacial, musical, naturalista, interpersonal e intrapersonal. Formando estas dos últimas, la inteligencia psíquica.

Inteligencia psíquica = Inteligencia intrapersonal + interpersonal.

Así, la inteligencia intrapersonal es la capacidad de entenderse y escucharse a uno mismo, conocer las propias debilidades y fortalezas y actuar en consecuencia.
Como hemos visto, de la mano de ésta, se encontraría la inteligencia interpersonal, que es la capacidad de entender a las demás personas y actuar de forma coherente hacia ellas.

En otras palabras, podríamos decir que ser inteligente intrapersonalmente, parte de la base de tener desarrollada la capacidad para generar una imagen nítida y precisa de uno mismo. Para potenciar este tipo de inteligencia, aquí van algunos de los puntos en los que podemos empezar a trabajar… ¡desde ya!

  1. Desarrolla la introspección:

Este es un proceso formado por la metacognición, es decir, ser capaz de hacer reflexiones sobre mis propios pensamientos, y el metaestado, ser capaz de recapacitar sobre mi propio estado emocional.
Entrenar nuestra introspección, nos permitirá desarrollar la capacidad para observar nuestros cuatro principales sistemas de respuesta: pensamiento, emoción, conducta y cuerpo, y su interrelación. Esto es imprescindible para conocer cómo procesamos nuestra realidad y cómo la interpretamos, cómo nos hace eso sentir, cómo actuamos cuando sentimos y pensamos así, y cómo reacciona nuestro cuerpo en según qué situaciones.

  1. Párate a comprender profundamente tu propio marco de referencia.

Somos seres sociales, por tanto, no podemos concebirnos como seres no influenciados por factores tales como la época, el lugar, los factores micro culturales y macro culturales, el tipo de familia en el que hemos crecido, la religión, la política, nuestra herencia genética …etc.

Además de todos estos factores, algunos de los más decisivos podrían ser los Modelos parentales (Cómo se relacionan los padres con los hijos) y la historia de aprendizaje de cada uno.

Escudriñar todo el marco de referencia para saber quiénes somos, desarrollar la compasión y reconciliarnos con uno mismo evitando el autocastigo, sería la mejor herramienta para comprendernos, aceptarnos o emprender el camino del cambio.

  1. Conoce tus luces y nuestras sombras.

Esto te permitirá entender y regular tus procesos psíquicos, ya que no sólo se trata de identificar nuestros productos mentales, además, la psicología pone a nuestra disposición multitud de herramientas para aprender a regularlos, sacarles brillo a las luces y hacer cambios preciosos en las sombras.

  1. Reconoce e instaura rutinas saludables y fomenta el autocuidado.

¡Huye de la ultra productividad laboral, académica y social! Presta atención a tus necesidades básicas: Dormir bien, comer bien, tener suficiente tiempo de desconexión y de ocio…Y, sobre todo, aprende rutinas de autocuidado.

  1. Implementa una postura resolutiva/preventiva y no anticipatoria/preocupada.

Como decimos a veces, se trata de pasar de estar preocupados, a estar ocupados. Mantenernos conectados a un pensamiento anticipatorio y preocupado, reduce la productividad y crea ansiedad. Sin embargo, originar planes de acción para resolver problemas de forma estructurada y ordenada, puede reducir considerablemente nuestra frustración, decepción, incertidumbre…etc.

  1. Promueve la resiliencia: asumir y superarse ante la adversidad.

¡Qué importante es relativizar y no catastrofizar! Conoce tus errores del pensamiento y coloca cada situación en el lugar y en la magnitud que le corresponde.

  1. Desarrolla la flexibilidad cognitiva y la adaptabilidad.

El mundo no se va a parar porque nos quejemos. Utilizar la parte positiva de los cambios que ocurren y descartar lo negativo.
¡Cómo nos gusta eso de…renovarse o morir en Isabel Moya Psicólogos!

  1. Descubre tu sentido vital.

Qué es lo que da dirección a nuestra vida. Diferenciar entre por qué (suele ser más Superficial) del para qué (Algo más coherente con la esencia de cada uno). No actúes por inercia, muévete hacia tu meta con perseverancia y con versatilidad.

Y, Por último, y no menos importante.

  1. Elabora una visión positiva de ti mismo.

Una buena autoestima, no solo está altamente relacionada con el bienestar emocional, sino que es el punto de partida para poder convertirte en una persona emocionalmente inteligente.

 

¡Si quieres potenciar todas estas áreas y no sabes cómo hacerlo, recuerda que los profesionales de la psicología estamos aquí para ayudarte con ello, ya que contamos con multitud de ejercicios super valiosos para conseguir que te aproximes a ser una persona con altas capacidades intrapersonales!